Sunday, April 8, 2012

‘Paciencia y decisión’

WHAT A WAY TO VOMIT BULL...THE SBIRRES IN THE REGIME'S PAYROLL HAVE NOTHING BETTER TO TELL THE WORLD OR... TO THE POPE. !!!
 ‘Paciencia y decisión’

Publicado el lunes 26 de marzo del 2012


‘Paciencia y decisión’
  por  Myriam Marquez

Exigirá “paciencia y decisión”. Eso es lo que dice el Papa sobre los cambios a la dictadura marxista de 53 años en Cuba.

Eso no es ningún problema, responde el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, desde La Habana. Cuba, asegura, “es un proyecto social democrático… que se encuentra en constante perfeccionamiento”

Qué manera de hablar basura. 

En esta tormenta perfecta revolucionaria, los valores democráticos de libertad de expresión y de asociación son aplastados a diario. El gobierno comunista de Cuba ha acorralado a los líderes de la oposición, deteniéndolos y acosándolos, diciéndoles que se queden en sus casas –o que se atengan a las consecuencias—cuando llegue el Papa el lunes para una visita de tres días a Santiago y a La Habana. Eso es lo que los hermanos Castro consideran su “proyecto social democrático”.

AFTER HALF CENTURY OF "PERFECTING"...

Se diría que después de medio siglo de “perfeccionamiento”, uno se encontraría un paraíso, y no la triste y decrépita realidad de una isla en que las esperanzas de la gente han sido aniquiladas en la búsqueda de la perfección marxista.

Descrita como una “primavera cubana de esperanza y reconciliación” por líderes católicos como el arzobispo Thomas Wenski en Miami, esta visita del papa Benedicto XVI llega 14 años después de que el Papa Juan Pablo II exhortara a Cuba a abrirse al mundo y al mundo a que se abriera a Cuba. A decir verdad, ha habido un lento renacimiento religioso en un país que durante más de tres décadas fue oficialmente ateo.

Yo lo vi en el 2002 cuando cubrí eventos en Cuba durante casi un mes, un año antes de la Primavera Negra, cuando 75 disidentes fueron encarcelados por decir la verdad ante el poder. Una pequeña iglesia de Santiago, bajo la égida del padre José Conrado Rodríguez, estaba tan atestada esa primavera del 2002 que una multitud de más de 100 personas que no cabían en la misma (jóvenes y viejos, negros y blancos) estaban sentados en sillas plegables fuera de la iglesia bajo un techo de aluminio (construido con donaciones de exiliados), escuchando cada palabra suya a través de altavoces.

Lo vi en el ajiaco, un caldo preparado tres veces por semana por voluntarios de la Iglesia para llevar a los ancianos, gracias a donaciones de exiliados.

Lo vi en los rostros sonrientes de los niños con síndrome de Down del barrio, ayudados por una voluntaria de la Iglesia, una maestra que ya no enseñaba en las escuelas del gobierno porque no podía conciliar su fe cristiana con el dogma marxista.

Lo vi en José Daniel Ferrer García, un joven padre —cuyos hematomas en la espalda, los brazos y el rostro, las consecuencias de que lo lanzaran de un ómnibus y la paliza de una turba progubernamental mientras recogía valientemente firmas para el Proyecto Varela camino a Santiago— todavía estaban frescos cuando lo entrevisté.

Hoy Ferrer es uno de los pocos presos de la Primavera Negra que permanecen en Cuba. La mayoría fueron sacados de las cárceles directamente a un avión con destino a España en un acuerdo que el cardenal Jaime Ortega Alamino hizo con Raúl Castro. Ferrer ha estado detenido varias veces desde que lo pusieran en “libertad”. Otro ejercicio del “perfeccionamiento” por parte del régimen.

Diez años de paciencia desde ese viaje. Una década de decisión por parte de líderes de oposición como el Dr. Oscar Elías Biscet, quien también se negó a abandonar su país y sufrió más tiempo en la cárcel, lo mismo que Ferrer.
Ortega ha ganado espacio para la Iglesia, pero ¿a qué costo para nuestras almas colectivas?
No me hago ilusiones, pero en lo profundo de mi corazón está la expectativa de lo posible. Ojalá este Papa se reuniera con audaces disidentes como las Damas de Blanco. Las mujeres que han marchado pacíficamente desde la iglesia de Santa Rita en La Habana todos los domingos durante casi una década para protestar contra el encarcelamiento de sus esposos, padres y hermanos.
Juan Pablo, quien vivió bajo el comunismo en Polonia cuando era sacerdote, llevó a la isla la esperanza hace 14 años aunque no pudiera llevar la libertad a los cubanos. Casi una generación más tarde, el espacio que la Iglesia se las ha arreglado para ganarse permanece sujeto al “perfeccionamiento” del régimen.

De este modo, Ortega expresa lo que dice en la jerga del régimen, llegando a “invitar” al gobierno a que desalojara a 13 disidentes que se reunieron pacíficamente la semana pasada en una iglesia de La Habana con la esperanza de persuadir al Papa a que se reuniera con ellos.

¿Es que los mandatarios de la Iglesia no ven el simbolismo del 13? La gracia de Cristo y sus 12 apóstoles destrozada en esa iglesia por un cardenal cubano que calificó de “ilegítimo e irresponsable” el hecho de buscar asilo de ese modo.
Reconozco que se trata de un equilibrio delicado. Es fácil ser una crítica de café con leche desde la comodidad de mi casa en Miami. Sé que la Iglesia está haciendo grandes obras de misericordia, prestando servicio a los enfermos, los pobres, los ancianos, los encarcelados, y que quiere paz en cualquier transición, y no un baño de sangre.

El viernes, en el avión en que se dirigía a México, antes de visitar la isla, el Papa declaró a la prensa: “Es evidente hoy que la ideología marxista, tal y como fue concebida, ya no responde a la realidad. Así que hay que encontrar modelos nuevos, con paciencia y de una manera constructiva”. Añadió que el proceso “exige paciencia y decisión”.

Después de 53 años de paciencia y “perfeccionamiento”, esperemos que este viaje sea sobre la decisión.
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